Lubricantes Minerales
Los lubricantes minerales empleados en los orígenes de la
refrigeración por compresión mecánica eran medianamente tolerantes a la
presencia de humedad, en comparación con la tolerabilidad de los actuales
refrigerantes sintéticos, y muy en particular los poliolésteres que es
necesario emplear en sistemas que requieren HFC para su operación.
Los lubricantes minerales, obtenidos por destilación de
petróleo, deben ser especialmente seleccionados para tolerar diversas
condiciones de trabajo: debe ser un excelente lubricante a altas temperaturas; permanecer
inalterable en un rango de temperaturas extendido [desde la temperatura en la
válvula de descarga del compresor que puede alcanzar valores puntuales elevados,
hasta la temperatura de evaporación del gas con que se lo emplea]; capacidad de
mezclarse adecuadamente con el refrigerante (miscibilidad) de manera que la
proporción de aceite que inevitablemente es transportado por el refrigerante a
lo largo del sistema de refrigeración permanezca unido a este y retorne al
compresor; índice de viscosidad alto, de manera que al bajar su temperatura en
el evaporador no aumente su viscosidad y tienda a depositarse allí, separándose
del refrigerante que vuelve al compresor; punto de floculación bajo [definido
este como la temperatura a la cual el componente parafínico de un aceite
mineral se solidifica, depositándose como sedimento, lo cual invariablemente se
produce en el dispositivo de expansión, creándose como consecuencia una
restricción al flujo de refrigerante que puede llegar a convertirse en obstrucción
permanente]; higroscopicidad, definida como la capacidad de retener humedad
mediante la interacción de fuerzas de atracción molecular de una sustancia con
el agua; como las principales propiedades a buscar en un aceite lubricante de refrigeración.
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